lunes, 6 de febrero de 2017

Después de una montaña viene otra


Nuestro compañero Carlos, profesor de La Iglesiuela, Cantavieja y Fortanete, comparte con nosotros este interesante relato escrito por él. 

Gracias Carlos.

DESPUÉS DE UNA MONTAÑA VIENE OTRA.


Trabajo de profesor en educación de adultos del Alto Maestrazgo, popularmente más conocido como el de los ordenadores, el de los abuelos, el educador de convenio, el del coche rojo,…, he podido disfrutar de numerosas situaciones, comunes al resto de compañeros que por no aparecer en memorias o informes requeridos pasan desapercibidas para aquellos que son ajenos a la realidad cotidiana de este trabajo.
Como para muestra basta con un botón he aquí una pequeña aportación con la que dar, a través de una anécdota, un poco de visibilidad acerca de esta bonita ocupación.

Al iniciar el año 2017 me encuentro con que los Reyes Magos han regalado a una de mis alumnas de informática un ordenador portátil. Como es lógico acude a la clase con él y me pide que le ayude en la instalación del programa operativo cosa que naturalmente hago con interés y la habitual confianza en que de una forma u otra acabaremos cumpliendo el objetivo.
Era muy sencillo, bastaba con pulsar en continuar o siguiente y el programa se instalaba solito. Ya le advertí que llevaría un buen rato y que probablemente no podríamos completarlo desde el aula por falta de tiempo. No obstante comenzó la instalación y enseguida llegó al 100% para después volver a empezar a cargarse otro componente. Lo normal vamos.

Para mi alumna tampoco es que supusiera una sorpresa pero poco a poco la impaciencia por tener a su disposición el aparato le llevaba a hacer comentarios que desde su buen humor nos hacía pasar una clase más que agradable. La velocidad de la carga se ralentizó y ello le provocó cierta preocupación que me comunicó. Yo le expliqué que era normal, que era como cuando vas con el coche y empiezas a subir un puerto, conforme se empina la carretera la velocidad disminuye. Quedó con ello algo más tranquila aunque la maquinita al llegar al 86% parecía haberse atascado. Reclamó mi atención y yo le quité importancia, es que va a su marchica, le dije. ¿Sí? Pues parece que se ha quedado tirado antes de coronar, me respondió.
Recordé cómo el pasado 19 de diciembre las había pasado canutas para pasar el Cuarto Pelado y también al camionero que estaba parado en el alto, entre la niebla, diciéndome que él se quedaba allí porque el hielo hacía muy peligrosa la bajada. Yo que ya había tenido un buen patinazo subiendo, le dije que ya éramos dos aunque al rato, ya más tranquilo, me decidí a intentar el descenso. Al adelantar al camión me despedí del conductor del camión frigorífico que me recomendó el máximo cuidado mientras me miraba pensando que podría ser la última persona con quien cruzaría alguna palabra, o eso imaginé quizá porque eso era lo que yo pensaba. Le deseé suerte y emprendí la bajada en primera siguiendo el buen consejo de un amable empleado de la gasolinera de Cantavieja, si tienes prisa ve despacio.

Volviendo al asunto que nos ocupaba, simplemente decir que al llegar al 100% la pantalla indicó otra carga desde 0. La alumna un tanto contrariada puesto que se cumplía la hora de salida increpó al mundo mundial preguntándose cómo era posible repetir la misma historia otra vez; yo poniendo a su servicio mis conocimientos técnicos le dije, todo va bien, hemos pasado el puerto pero como tú ya bien sabes después de una montaña viene otra.

Por si alguno os preguntáis cómo termino aquel accidentado viaje sólo os puedo decir que subiendo el puerto de Villarroya me crucé con la Guardia Civil que, según me comentó una hostelera de Fortanete, ayudó a bajar a camión y camionero que hicieron noche allí.

Mientras tanto yo pasé sin tantos problemas los puertos de Sollavientos, Monteagudo y Cabigordo para llegar a mi casa al filo de la medianoche.
La alumna se fue a su casa a intentar completar la carga durante la noche.
Al día siguiente le pregunté por e-mail qué tal le había ido, me contestó que había terminado a las once y media y que parecía que bien aunque el sr. Google no aparecía por ningún lado. Le contesté que lo buscara y que cuando apareciera lo pusiera como predeterminado, sólo se trata de la siguiente montaña.



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